Nuevos estudios en congreso anual de Asociación Estadounidense para la Investigación del Cáncer:
La inmunooncología, un enfoque terapéutico que aprovecha el propio sistema inmunitario para atacar los tumores y que hasta hace poco tiempo parecía solo una fórmula experimental para combatir el cáncer, hoy muestra avances sin precedentes en la medicina, entregándole una nueva esperanza de vida a los pacientes chilenos que padecen esta dolorosa enfermedad.
Esta semana fueron presentados tres estudios en la reunión anual de la Asociación Estadounidense para la Investigación del Cáncer, uno de ellos demostró que la combinación de inmunoterapia con un régimen estándar de quimioterapia puede reducir a la mitad el riesgo de muerte en pacientes con cáncer de pulmón, mientras que los otros estudios dejaron abierto el camino a desarrollar terapias combinadas que son capaces de combatir otros tipos de cáncer de manera efectiva, como melanoma, de vejiga, riñón o incluso gástricos (estos últimos tienen la mayor mortalidad en Chile).
Frente a estos avances, el oncólogo de la Clínica Alemana y presidente de la Fundación Chilena para el Desarrollo de la Oncología, doctor Jorge Gallardo, aterriza a Chile estos avances y explica que “en melanoma, por ejemplo, inicialmente comenzamos tratando pacientes con metástasis y con un solo medicamento como tratamiento, teniendo una sobrevida de un 3% al año. Actualmente, con la combinación de inmunoterapias hemos podido conseguir algo que antes era inalcanzable en melanoma, hasta el 60% de los pacientes vivos a los cinco años”.
¿Terapias personalizadas?
La inmunoterapia es un tratamiento que, a diferencia de la quimioterapia que “destruye” todo el sector afectado por las células cancerosas, logra aprovechar el propio sistema inmunitario del paciente, “despertándolo” y ayudándolo a reconocer las células mutadas -que tienen la capacidad de “esconderse” del sistema inmunológico- para atacar directamente al tumor. Sin embargo, cada paciente -y su cáncer- presenta características distintas que complejizan su tratamiento.
Según explica el doctor Gallardo, “la inmunoterapia es común para varios tipos de enfermedades, sin embargo, hay otro aspecto muy importante que tiene que ver con que la selección de los pacientes debe ser muy precisa. Porque si un paciente tiene un cáncer de vejiga, por ejemplo, con algunos tratamientos puede andar muy bien, pero con otro paciente tenemos que verificar que tenga ciertas características biológicas que permitirán un tratamiento exitoso”.
Actualmente las inmunoterapias trabajan apuntando a una proteína llamada PD-1, porque las células cancerosas se unen a esta proteína a través de PD-L1 para evitar que los glóbulos blancos (linfocitos T) las maten. Por eso, hasta ahora los científicos y las compañías farmacéuticas han intentado predecir qué pacientes se beneficiarían de los medicamentos anti PD-1. “Ahora, con estos tratamientos nuevos tenemos medicamentos que pueden eliminar esa señal de freno que poseen las células cancerosas, que dicen “no me mates o no actúes contra mí”, la bloqueamos y entregamos una señal de aceleración que activa nuevamente el sistema inmune”.
Una política de acceso atrasada en más de una década
Chile destina un 7,8% de su PIB nacional a la salud, los que nos ubica en el penúltimo lugar de la OCDE, sumado a que gran parte de ese porcentaje se destina a gastos por seguros privados, isapres y gastos de bolsillo del paciente.
Para Gallardo, el problema en Chile es el “extraordinariamente limitado” acceso a tratamientos oncológicos como la inmunoterapia, ya que “prácticamente no existe una alternativa estándar que provea el Estado, obligando a pacientes a recurrir a financiamientos alternativos o acudir a la vía del exhorto”, critica. En este sentido, si bien hoy esta terapia no está cubierta por el Estado, los pacientes intentan acceder a ellas a través de la activación del CAEC o de acuerdos extracontractuales con sus aseguradoras, lo que suele generar una desafortunada relación.
En Chile, reconoce el oncólogo, “hay tratamientos más económicos que la inmunoterapia, menos eficaces y anteriores a esta tecnología, pero tampoco están cubiertos por el Estado, lo que nos deja un país atrasado en más de una década en los tratamientos que ofrece a sus ciudadanos”. Esto se traduce en que la mayor cantidad de chilenos con cáncer mueren entre los 58 y 63 años, siendo que la esperanza de vida en el país es de 80 años, es decir, “en Chile los pacientes de cáncer están muriendo casi 20 años antes del promedio de la población”, sentencia Gallardo.