Hace algunos días el diputado DC Gabriel Silber propuso que para evitar el acoso sexual hacia las mujeres en el Metro, especialmente en hora punta, había que segregar los vagones por sexo, dando como ejemplo casos similares en México, Brasil y Japón.
La iniciativa tuvo muchas críticas, incluyendo el experto en transporte sustentable y académico de la Universidad Mayor, Hernán Silva, quien afirmó que el problema de fondo es el hacinamiento y declaró a La Nación que “cuando no había hacinamiento esto (el acoso hacia las mujeres) prácticamente no era tema”. Expresión que también fue reprochada, especialmente por representantes de agrupaciones que ponen en el tapete el tema de género y de la violencia contra la mujer.
En esta materia, una posición muy importante es la que tiene el Observatorio contra el Acoso Callejero de Chile (OCAC), que desde 2013 ha luchado para visibilizar esta problemática que afecta a todos, no solamente a las mujeres.
Es por eso que La Nación conversó con María José Guerrero, directora de Estudios de OCAC, a la que le preguntamos sobre estas temáticas.
¿Cuál es la postura de OCAC respecto a la propuesta de segregar vagones del Metro por sexo?
– Celebramos que el diputado Silber tenga la problemática presente que responde al proceso que ha hecho OCAC, porque nos reunimos varias veces con el parlamentario para ver el tema del proyecto de Ley sobre Acoso Callejero, que está hace dos años en el Congreso. Pero, si bien él está consciente que existe esta problemática, estamos completamente en desacuerdo con lo que plantea en relación a las concepciones del por qué surge esta situación. El diputado Silber al proponer la división de los vagones, lo que está entendiendo sobre el acoso sexual es que es un problema de espacio. No estamos de acuerdo con que la segregación entre varones y mujeres sea la respuesta para poder enfrentar este tipo de problemática.
Es verlo desde una perspectiva muy heterosexual, porque ¿qué pasa con las mujeres transexuales que son acosadas en los espacios públicos o con los varones homosexuales que también son acosados por otros varones? Estamos hablando de una perspectiva bastante miope del problema. Y es lamentable, sobre todo cuando estamos hablando que estamos en proceso de campaña, porque el diputado Silber no se asesoró por personas que trabajan las temáticas. Es tan sesgado su posición al verlo como una solución, porque además está enfatizando la responsabilidad de la víctima en el proceso de acoso, es decir que si a ti te acosan porque estabas en el otro vagón fue tu responsabilidad.
Respecto al proyecto de ley, ¿han tenido últimamente reuniones con parlamentarias para preguntar por qué sigue estancado?
– El proyecto está detenido en el Congreso en el segundo trámite constitucional, a pesar de que fue aprobado de forma unánime en la Cámara de Diputados y Diputadas y que es una temática que la ciudadanía ha puesto en la palestra pública. Eso tiene que ver con las voluntades políticas que hay. Lamentablemente, cuando se está en periodos de campaña se hace mucho más difícil la concepción de generar políticas públicas.
A propósito de eso, ¿han tenido acercamientos con los candidatos presidenciales para ver este tema? ¿Demuestran interés?
– Nosotros no nos acercamos a los comandos de los candidatos presidenciales, porque cuando generamos el proyecto de ley buscamos que tuviese el apoyo de todas las bancadas políticas, ya que creemos que es un tema transversal. Pero en el debate por las mujeres que hubo unos días atrás, varias organizaciones de la sociedad civil invitaron a los candidatos, pero solamente asistieron dos, Beatriz Sánchez y Marco Enríquez-Ominami. Ambos estaban en pro de esta problemática y declararon su compromiso con el proyecto de ley.
¿Qué les parece esa falta de interés en el mundo político?
– Muy preocupante. Estamos hablando que, en general, el mundo político va a la mayoría de los debates que tengan que ver con términos económicos, pero las temáticas de género incluye a toda la población, no solamente a las mujeres, por lo tanto es necesario generar esta legitimidad y nos parece aberrante que esto se vea en desmedro de otras temáticas, como si fuera menos importante. Si el acoso sexual callejero se constituye como delito, será del tipo más frecuente que sufran las mujeres en Chile, más que los asaltos, que el hurto, que los portonazos que tienen una cobertura mediática impresionante. Una de cada cinco mujeres lo sufre por lo menos una vez al día, el 50% lo sufre por lo menos una vez a la semana, en promedio las mujeres comienzan a sufrir acoso sexual callejero desde que tienen 12 años, al momento de cumplir 25 años si sufren acoso sexual una vez a la semana habrán sufrido más de 600 actos de acoso sexual y si lo reciben una vez al día serán más de cuatro mil.
Volviendo al tema de los vagones segregados del Metro, un experto en transporte señaló que el tema de fondo era el hacinamiento. ¿Qué opinas?
– Está muy equivocado, el tema no es el hacinamiento. El acoso sexual callejero ocurre en un 30% en los medios de transporte y en un 70% en la calle. Las mujeres no son las que ejecutan proporcionalmente el acoso sexual callejero y van tan hacinadas como los varones. Por más que comparta que el Metro ha llegado a altos niveles de hacinamiento, el acoso no es por eso. Reducirlo a un problema de espacio es una miopía de análisis imperdonable. El acoso sexual y la violencia sexual ocurren debido a la manera en que se ha enseñado de cómo deben relacionarse varones y mujeres, de cómo se ha cosificado a las mujeres, de cómo se les ha enseñado a los varones que para ser hombres tienen que violentar. Es como decir que las violaciones se deben a la oscuridad.
Teniendo en claro que la educación es vital, pero que es una solución a largo plazo, aparte de apurar la ley, ¿qué otra medida se podría realizar en lo inmediato?
– Aquí no hay medidas mágicas para solucionarlo, esto no se soluciona solo con más dotación policial en las calles o con más luz, pero si hay aspectos que son necesarios generar de manera menos violenta. Por ejemplo, el medio de transporte es un tema claramente y deberían estar los actores clave en pos de legitimar el proceso de denuncia de violencia sexual. Nosotros hemos trabajado con el Metro de Santiago, ellos tienen un número donde se puede llamar para denunciar, tiene cámaras y guardias de seguridad, entonces sería importante generar, por ejemplo, capacitación a las personas para poder ratificar lo que está sucediendo y no revictimizar a las víctimas diciéndole que está exagerando.
A propósito de las acusaciones contra un productor de Hollywood, se creó una campaña a través de redes sociales bajo el hashtag #MeToo para visibilizar casos de acoso sexual hacia las mujeres ¿Qué opinas al respecto?
– Es bastante lamentable que todas las mujeres hayan vivido esto. Según datos de la ONU, 3 de cada 10 mujeres tuvieron su primera experiencia sexual de manera forzada. Lo que nos refleja este movimiento a través de las redes sociales es que efectivamente lo que le pasó a una mujer, también le pasó a su compañera o a otra persona conocida y en definitiva estamos viendo un patrón. El factor no responde a hormonas, no es porque los varones no se puedan controlar. Esto es demasiado recurrente, aquí estamos viendo que la violencia tiene una estructura, una forma de operar. Si bien esto es lamentable, es necesario entregarle la legitimación que tiene a las violencias sexuales como un problema social.