El debut de Universidad de Chile en la Copa Libertadores fue más que ideal. Sacando la cara por el vilipendiado fútbol chileno, los azules dieron el golpe y vencieron por 0-1 al Vasco da Gama, en Brasil.
El día de la verdad para Guillermo Hoyos y sus pupilos, el momento para saber si uno de los planteles más millonarios del medio local estaba preparado para rendir en el concierto internacional, más aún luego de los desastrosos resultados de los clubes nacionales tanto en la Libertadores como en la Sudamericana. Era un peso más en la mochila de los laicos, que ya tiene suficiente peso al encontrarse con semejantes rivales en el grupo 5: Vasco, Racing y Cruzeiro. Nada menor.
No obstante, el elenco de Río de Janeiro demostró que no es nada del otro mundo. Más allá del nombre, de su historia, de las luces que genera por el solo hecho de ser brasileño, el club que comanda Zé Ricardo (el mismo que dirigía al Flamengo que enfrentó a la UC en la Copa del año pasado) no impone un estilo avasallador ni sobresale por su velocidad ofensiva. Al contrario.
Fue un muy buen partido el que hizo la U, aunque tiene una tarea por mejorar: la faceta ofensiva. No gozó de mucha profundidad en los metros finales.
La Universidad de Chile suma su cuarta victoria en Brasil, erigiéndose como el club nacional con más victorias en ese país, en la sumatoría de todas las competiciones. Una satisfacción en medio de una de las crisis más profundas de nuestro fútbol.