Entre 2010 y septiembre de 2017, unos 78 efectivos de Carabineros y otros tres de la Policía de Investigaciones (PDI) han sido dados de baja por sus respectivas instituciones debido al consumo de drogas.
Este es el resultado de los controles antidrogas que las policías uniformada y civil realizan a sus funcionarios, como lo ocurrido en mayo de 2015, cuando un test reveló la presencia de sustancias ilícitas en dos cabos de la Segunda Comisaría de Licantén (VII Región).
La información consignada por El Mercurio, fue obtenida a través de Transparencia y, si se considera la cantidad de miembros que posee actualmente cada institución, el número detectado por consumo es un porcentaje menor.
Estos procesos están altamente regulados y, de hecho, se realizan contra muestras y exámenes en laboratorios externos para confirmar el resultado.
Los análisis que se hacen cada año y de forma aleatoria, arrojaron que -en su mayoría- los expulsados consumieron marihuana y cocaína.