Especialistas de la Sociedad Chilena de Gastroenterología y de la Universidad de Talca analizan y comentan la realidad de los cánceres de estómago y vesícula en Chile. El Servicio de Salud del Bío Bío muestra 2,9 veces mayor riesgo de muerte por cáncer gástrico en hombres respecto del Servicio de Salud Metropolitano Oriente en Santiago, mientras que el Servicio de Salud del Valdivia presenta 3,2 veces mayor riesgo de muerte por cáncer de vesícula en mujeres respecto del Servicio de Salud Metropolitano Oriente.
En Chile el cáncer gástrico es muy frecuente y alcanza una incidencia (nuevos diagnósticos cada año) de 17,8 por cada 100.000 hombres y 9.3 por cada 100.000 mujeres y una alta mortalidad de 10,3 por cada 100 mil habitantes, que lo sitúan como una de las primeras causas de muerte por cáncer en Chile. En hombres aumenta en forma importante su frecuencia a partir de los 50 años y en mujeres a partir de los 60 años. El Dr. Pablo Cortés, presidente de la Sociedad Chilena de Gastroenterología (SChGE), puntualiza que diferentes estudios epidemiológicos nacionales han mostrado una distribución heterogénea de la incidencia de este tipo de cáncer en el país, siendo mucho más frecuente entre las regiones del Libertador Bernardo O`Higgins y Los Lagos, y en áreas de menor nivel socioeconómico.
La letalidad por esta causa no ha variado en los últimos 20 años, convirtiéndonos en un lamentable referente mundial y latinoamericano. “El cáncer gástrico es detectado en nuestro país en etapa avanzada en más del 90% de las ocasiones, con una tasa de sobrevida inferior al 10% a los 5 años tras su diagnóstico. Esto significa que en Chile, cada año mueren 3 mil personas a causa del cáncer gástrico. Los estudios epidemiológicos han mostrado no solo esta desigual incidencia entre regiones del país, sino además que la mortalidad del cáncer una vez detectado también es diferente”, señala Cortés.
Investigadores de la Universidad de Talca y PIA-CG confirman que el riesgo de muerte se distribuye de forma desigual a lo largo del territorio, observándose un mayor riesgo desde el Maule hasta Puerto Montt. Por otra parte, el Servicio de Salud Metropolitano Oriente es el que refleja el menor riesgo de mortalidad por cáncer gástrico.
Tras un trabajo sistematizado con datos desde 1990 y una radiografía acotada al periodo 2013-2017, realizados por el Instituto de Matemática y Física y el Departamento de Salud Pública de la Universidad de Talca junto al Programa de Investigación Asociativa Cáncer Gástrico (PIA-CG), se evidencia una notoria desigualdad en Chile en el acceso a la prevención y un tratamiento oportuno de cánceres de estómago en hombres y de vesícula en mujeres.
Gloria Icaza, doctora en Bioestadística y académica del Instituto de Matemática y Física de la Universidad de Talca, explicó el trabajo que utiliza la “razón de mortalidad estandarizada”, que se calcula como una relación entre casos observados en los servicios de salud del país versus los que se esperan según edad y población, observándose una clara desigualdad desde el Maule hacia el sur y una diferencia respecto del Servicio de Salud Metropolitano Oriente, que registra los menores valores de mortalidad estandarizada. “Hasta un 30% menos de los esperado es el resultado de mortalidad por estos cánceres en la Región Metropolitana, mientras que en varios Servicios del sur del país se observa un 30% más de riesgo de lo esperado. Los extremos de esta infografía señalan a Talcahuano con 2,9 veces mayor riesgo respecto del Servicio de Salud Metropolitano Oriente, para cáncer gástrico en hombres; y el Servicio de Salud de Valdivia con 3,2 veces mayor riesgo respecto del mismo servicio en Santiago Oriente, para cáncer de vesícula en mujeres”, puntualiza la académica.
Icaza insiste en la necesidad de hacer un análisis prospectivo en base a la incidencia o nuevos casos registrados en estos cánceres. “Acceder a un registro nacional de cáncer como los que tienen países desarrollados, permitiría implementar sistemas de información de avanzada y apoyar la planificación de políticas publicas más efectivas”, añade. En su análisis, se observa una baja sostenida de mortalidad por cáncer gástrico en hombres y mujeres.
En opinión del Dr. Pablo Cortés, la posibilidad de tratamiento del cáncer gástrico depende en forma muy importante de la capacidad de detectarlo en sus etapas iniciales, cuando está ubicado solo en el estómago sin invadir otros órganos del cuerpo. Para realizar este diagnóstico precoz es fundamental el acceso a exámenes que lo puedan demostrar. “En nuestro medio el principal examen diagnóstico es la endoscopía digestiva alta, la que es parte de las garantías explícitas de salud GES en todo paciente mayor de 40 años. Esto, en la práctica, implica largas listas de espera en los servicios de salud públicos para su realización de hasta 2 o 3 años, lo que claramente atenta contra la posibilidad de un diagnóstico oportuno y un tratamiento efectivo. Como una forma de disminuir esta espera y esta desigualdad en el acceso a la salud digestiva, especialistas de las SChGE y de su filial ACHED –Asociación Chilena de Endoscopía Digestiva- realizan desde el año 2016 operativos endoscópicos que a la fecha suman cerca de 4000 endoscopías, contribuyendo al diagnóstico precoz y tratamiento curativo de este cáncer”, sostiene.
Por su parte, la co-investigadora Loreto Núñez, Magister de Salud Pública del Departamento de Salud Pública de la Universidad de Talca, señala que el cáncer gástrico, por su origen principalmente infeccioso mediante la bacteria Helicobacter pylori, uno de los factores de riesgo más consensuados; se relaciona con niveles socio económicos más vulnerables. Chile tiene entre las tasas más altas de incidencia de cáncer gástrico junto con países de Asia del Este y de Latinoamérica, principalmente América Central (Guatemala y Costa Rica) y la Región Andina, y se acerca a las estadísticas de Japón, Corea, países que aplican estrategias de prevención para reducir los índices de mortalidad.
En algunos países se han implementado estrategias de tamizaje o chequeo poblacional, efectivas en encontrar este cáncer en etapa inicial, pero de alto costo por el alto volumen de procedimientos a realizar (serológicos, radiológicos, endoscópicos, histológicos, entre otros). El presidente de la SChGE enfatiza que en nuestra población esta estrategia es planteable en los grupos de mayor riesgo, como pacientes con antecedentes familiares, pero un desafío importante es utilizar cada endoscopía que se hace en cualquier persona, por la indicación que sea, como una oportunidad para detectar el cáncer en sus etapas más tempranas realizando una endoscopía de alta calidad.
En cuanto al cáncer de vesícula y de las vías biliares extrahepáticas, que fuese por más de una década hasta el 2008, la primera causa de muerte por cáncer en mujeres en Chile, el mayor riesgo de muerte se produce desde la Región de Maule hasta la de Aisén, y al igual que en el cáncer gástrico, el Servicio de Salud Metropolitano Oriente presenta el menor riesgo a nivel nacional. En este sentido, Icaza asegura que no se observan políticas públicas con una mirada local, con énfasis en comunas que por años han conservado cifras de mayor mortalidad por cáncer. Las tendencias de mortalidad por cáncer de vesícula son descendentes con una pendiente más pronunciada desde 2011.
Para el doctor Xabier de Aretxabala, cirujano miembro de la Sociedad Chilena de Gastroenterología (SChGE), el cáncer de vesícula biliar en Chile posee la mayor incidencia a nivel mundial, tanto en hombres como en mujeres. De hecho, en mujeres representa la segunda causa de muerte por cáncer, por tanto es una enfermedad propiamente chilena y entre los factores asociados está la colelitiasis o presencia de cálculos. “Efectivamente su distribución regional es muy particular en Chile alcanzando una excesiva incidencia en las regiones de La Araucanía y Los Ríos, y muy baja en el norte del país, asociándose al genoma mapuche en la población. Esta incidencia en zonas con mayor población mapuche nos orienta a hacer programas de prevención más focalizados, dependiendo de la zona geográfica”, puntualiza el especialista.
Chile tiene un programa GES para prevención de este tipo de cáncer, único en el mundo, que permite garantizar la colecistectomía u operación de vesícula a la población entre 35 y 49 años, suponiendo la detección de lesiones pre cancerosas o cánceres incipientes. “Esta terapia de todos modos es cuestionada, en cuanto a reducir efectivamente la incidencia de cáncer de vesícula. Asimismo, se observa que la incidencia ha disminuido en los últimos 10 años sin mostrar relación con la medida adoptada del GES, lo que se desconoce en su causa”, precisa de Aretxabala.
La mortalidad del cáncer de vesícula en Chile es de 10 por cada 100 mil habitantes. Somos los líderes del ranking mundial y nos siguen otros países como Perú, Bolivia y zonas de la India y Corea del Sur. Actualmente, los gastroenterólogos en Chile tratan de ser más específicos a la hora de calificar a un paciente para operación de vesícula, más allá de su edad.