La pandemia de COVID-19 impuso un antes y un después en el uso del ciberespacio. Internet se ha convertido en el principal escenario de las actividades laborales, educativas, comerciales, de entretenimiento y relacionales. Desde marzo de 2020 el uso de la web ha crecido entre un 50% y un 70% y, a la par, ha aumentado la exposición a riesgos en línea.
Según un informe de la OEA, se ha prestado poca atención a las experiencias de las mujeres en el espacio digital. Las condiciones de desigualdad de género inciden dentro y fuera de línea y algunas amenazas cibernéticas las están afectando específicamente durante esta etapa.
Si bien existe cierto idealismo basado en la neutralidad de la web, el ciberespacio no es el mismo para todas las personas ni está aislado de las problemáticas sociales. Las vivencias en línea varían dependiendo de los contextos personales y de factores tales como el género, la ubicación geográfica, la edad y el nivel socioeconómico y educativo.
La brecha de género digital
Según datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), en 2019 el 51% de la población a nivel mundial se encontraba en línea, porcentaje compuesto en un 48% por mujeres y en un 55% por hombres. Esto, en términos relativos, significa que la brecha mundial de género es de 17%.
Por otro lado, en países de renta baja y media, las mujeres tienen 10% menos probabilidades que los hombres de tener un teléfono móvil, dato significativo si se tiene en cuenta que es el medio más utilizado para acceder a internet.
También permanecen más ajenas al comercio en línea y al dinero móvil: el 56% de las latinoamericanas están excluidas de la economía digital. Además, dado que tienen a su cargo la mayor parte del trabajo doméstico y de cuidado, frecuentemente disponen de menos tiempo para explorar el ciberespacio y desarrollar nuevas habilidades digitales.
La desigualdad se replica también en el número de profesionales en tecnologías digitales, donde la participación femenina apenas alcanza un 20%, estimándose que tomará al menos 100 años lograr la paridad de género en el sector.
Los riesgos para las mujeres en internet
Según la ONU, desde marzo de 2020, el abuso de género en línea aumentó un 38%. En línea con esto, la OEA determinó los tipos más frecuentes de ciberataque hacia las mujeres:
- Violencia de género en línea
Estudios durante la crisis sanitaria han demostrado que, ante el incremento de su participación en el ciberespacio, las mujeres están siendo víctimas de forma desproporcionada de ciberacoso, distribución no consensuada de imágenes y/o videos íntimos y amenazas de violencia sexual y/o física.
- Ataques a organizaciones feministas y/o mujeres activistas
Se ha documentado que la violencia de género en línea está dirigiéndose de forma específica a organizaciones de mujeres que utilizan internet para mantenerse conectadas, reivindicar sus derechos y prestar apoyo a víctimas de violencia de género.
Estas organizaciones han reportado sabotajes de videollamadas, ataques en sus canales de expresión, hackeo de sus páginas de internet, redes sociales o cuentas de correo electrónico. Afortunadamente, varias empresas de web hosting en Chile están reforzando sus sistemas de protección para evitar los ataques a sitios web e impedir estos intentos de violencia digital.
- Grooming y acoso sexual de niñas y adolescentes
Ante el mayor tiempo transcurrido en línea, se ha reportado un incremento en la vigilancia, asedio, contacto sin consentimiento e imposición de conductas de carácter sexual indeseadas en contra de niñas menores de edad.
El grooming es un tipo de acoso en que un adulto se pone en contacto con un niño, niña o adolescente con el fin de ganarse su confianza para luego involucrarle en una actividad sexual. Si bien el riesgo alcanza a todos los géneros, las niñas tienen el doble de probabilidades de ser acosadas sexualmente en la web en comparación con los niños varones.
En síntesis, si bien el mayor uso de Internet colaboró con la inserción femenina en el ciberespacio, es importante que se conozcan los riesgos a los que están expuestas para así reforzar la lucha por la disminución de las desigualdades y por la constitución de un ciberespacio seguro para todos los géneros.
