Festejos se repitieron en cada una de las unidades que la institución verde boldo posee en la región de Valparaíso.
Hasta 27 libros en lo que va del año ha logrado leer un interno del Centro de Cumplimiento Penitenciario (CCP) de Los Andes. Con el objetivo de que otras personas privadas de libertad sigan este ejemplo es que la Dirección de Archivos, Bibliotecas y Museos (Dibam) efectuó un taller de fomento lector en el establecimiento penitenciario.
Las clases se extendieron durante todo el año y el segundo ciclo comenzó en el mes de julio, participando 16 reclusos, los que, a lo largo de todo el curso, mantuvieron una activa participación.
Durante la ceremonia de certificación -realizada en dependencias de la escuela que funciona al interior del CCP y en la que también participó la jefa técnica de la unidad, Hada Lizana- el jefe (s) del recinto, mayor Danilo Millón, destacó la importancia de la lectura como motor de cambio y crecimiento.
“(este Taller) Tiene por principal fundamento incentiva la lectura, un hábito que en la infancia muchas de estas personas perdieron por distintas razones, e ahí la importancia que tiene para la institución poder fomentar este hábito. Es a través de éste que podemos partir la reeducación y el acceso a la cultura que tan necesaria es para la población penal”.
Francisco Garay es un ejemplo de que nunca es tarde para aprender. Con 45 años el interno decidió inscribirse en el curso y al término de éste reconoce como positiva la decisión tomada.
“Es una experiencia súper rica. Muy pocas veces había llegado alguien que te dijera que era entretenido leer. El libro te sirve de compañía, es un apoyo para distintos momentos, el libro te ayuda a ser libre incluso estando en reclusión. Lo primero que te enseñan es que tienes que buscar el tipo de lectura que a ti te gusta, así le vas tomando amor a los libros. La profesora fue un siete, nunca nos dejó de lado”.
BIBLIOTECA
Junto con el taller la Dibam mantiene una biblioteca en el CCP, la cual es atendida por dos internos. Son ellos los encargados de llevar un registro de los préstamos del material e impulsar la lectura entre la población penal.
El buen funcionamiento del espacio es destacado por Francisco, quien reconoció la labor de sus compañeros.
“Los muchachos que trabajan ahí se preocupan. No de todas las secciones pueden llegar hasta allí, pero de todas maneras ellos andan con su carrito repartiendo. (Me gusta leer) harto lo que es libros de fantasía y novelas”.
Cabe destacar que la biblioteca de la unidad andina se encuentra entre las diez que más libros presta entre los establecimientos penitenciarios de todo el país.
