Programa de educación ambiental de Codelco Andina
28 niños de enseñanza básica de estas localidades conocieron las dependencias del lugar ubicado en la comuna de La Pintana (Región Metropolitana) y las labores que allí se realizan.
Expectantes y entusiasmados por conocer algo nuevo. Así llegaron los 14 niños de la escuela de Huechún y sus 14 compañeros de la escuela de Santa Matilde, hasta la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, como parte del programa de educación ambiental que desarrolla Codelco División Andina en las localidades aledañas al Tranque de Relaves Ovejería (en la comuna de Tiltil).
Ahí fueron recibidos por un grupo de profesionales quienes los guiaron por las principales dependencias, como el laboratorio de Química de Suelos y Aguas y el invernadero de investigación y les mostraron las investigaciones que allí se realizan. Los pequeños conocieron más sobre la bioseguridad y normas de trabajo en laboratorio, los materiales y realizaron lecturas de pH, conductividad eléctrica e interpretación de datos en muestras de relaves, suelos y líquidos.
Katty Naranjo, docente de la escuela de Huechún, destacó que “es súper importante, porque los niños aprenden haciendo, conociendo de cerca y manipulando; investigando aprenden de mejor manera y con más entusiasmo”. Para su colega de la escuela de Santa Matilde, Matías Vargas, “esto les ayuda a ampliar su visión de mundo y experimentar de forma práctica con la ciencia”.
El programa también contempló ocho clases en ambos establecimientos, donde conocieron sobre suelo, aguas, medio ambiente, ecosistema y reciclaje. “Son clases teóricas y prácticas para que los niños puedan bajar a su cotidianidad lo que es el medio ambiente”, sostuvo Pablo Cuzmar, ingeniero agrónomo y profesor de los alumnos.
Graciela González, cursa quinto básico en la escuela de Huechún, y manifestó que “lo encuentro bueno, porque así cada alumno que tiene potencial puede aprender sobre cada tema que le están presentando”. Amaro Vargas, alumno de la escuela de Santa Matilde, comentó que “he aprendido mucho, cómo hay que cuidar el suelo, nos enseñaron cuál es el suelo correcto para cada tipo de planta, esas cosas”. Su compañera, Noelia Steck, también valoró la oportunidad. “Me pareció buena, porque a mi me gusta la ciencia, me gustan los experimentos. Me imaginaba una sala de experimentos, de ciencia, pero no me imaginaba un invernadero”.
