Por: Hugo Pérez White
Recordar tiempos pasados hace bien a la mente y más aún si estos recuerdos van acompañados de música navideña que une a todos los seres humanos creyentes o no de una fe determinada.
Cierro mis ojos y en el silencio de la noche, las nubes corren raudas en el cielo y me transportan a mi localidad de un lugar del área metropolitana llamada Puente Ato.
Bonita ciudad, habitada por gente cariñosa y acogedora.- Ahí trabajé por muchos años, llevando el canto y la música a varias generaciones de jóvenes que asistían como alumnos de la Escuela Consolidada de Experimentación.
Tuve la suerte de ser favorecido con una casa construida por la Caja Nacional de Empleados Públicos, especialmente destinada para profesores de la localidad y que con fondos propios de dicha institución, se construyera la llamada “Villa Canaempu de Puente Alto”, ubicada en un céntrico lugar de la ciudad y que colindaba con otra población construida por la caja de Empleados particulares para sus propios imponentes.-
Dicha población incluía en su planificación un moderno y lindo centro comunitario que una vez construido y entregado a sus adquirentes, éstos la hicieran suyo y en ella se reunían los vecinos a debatir sus problemas, a realizar actividades manuales y artísticas y hasta más de alguna reunión social se celebraba en su interior, todo lo cual hacía que la vida en comunidad se hiciera más placentera.-
Fue allí cuando tuve la idea de formar un conjunto coral entre las dueñas de casa, hijos o hijas de los habitantes de la Villa y fue así como poco a poco se fue formando un hermoso Coro, el cual después de varios ensayos nos dispusimos a estrenar las melodías navideñas la noche de Navidad.-
Eran las 8 de la tarde de aquel 24 de diciembre cuando emprendimos la ruta del cantar bajo los dinteles de las ventanas y una vela encendida en las manos de cada coralista, mientras salían a escucharnos las mamás con sus pequeños en el umbral de cada ventana y después de entonar nuestras canciones fuimos halagados con muy buenos panecillos caseros de Pan de Pascua y así recorrimos todas las casas de la Villa llevando un grato recuerdo que perdurará toda la vida.-
Fue una experiencia extraordinaria la que nos llevamos todos los integrantes de este conjunto coral formado por dueñas de casa, jóvenes estudiantes y varones de la comunidad que también colaboraron con sus voces masculinas y su esfuerzo personal.-
Nunca más se realizó otra escena igual, pero, quedó grabado en todos los corazones de aquellos que vivieron una verdadera noche de paz y una linda noche de amor.-