Por: José Albuccó / académico de la Universidad Católica Silva Henríquez y autor del blog Patrimonio y Arte
Cuando queremos cursar un postgrado, diplomado o curso de educación continua, la mayoría de las veces evaluamos varios factores antes de elegir, como la calidad del cuerpo académico e institución o la rentabilidad de los futuros ingresos. Sin embargo, y especialmente en el ámbito patrimonial y educacional, se debería observar que el lugar seleccionado sea coherente con las políticas culturales públicas y muestre un compromiso por generar los cambios que el país requiere.
Existe un vínculo estrecho entre Educación y Patrimonio, porque la educación también tiene una clave patrimonial, que promueve el sentido crítico, la reflexión y la formación ciudadana, elementos que deben estar presentes en un postgrado de calidad académica. Es por ello que una formación de postgrado debe atender a objetivos transversales como proyecto de país. La ‘Educación para el patrimonio’ debe sensibilizar, conocer, comprender y valorar esta dimensión en contextos multiculturales.
Un aspecto sustancial que deben considerar quienes se forman en Patrimonio, y serán los profesionales del mañana en esta área, es que en una sociedad realmente democrática las personas son iguales en derechos y deberes. Sin democracia, no hay progreso ni desarrollo cultural.
Actualmente, se están requiriendo personas muy competentes en el área del patrimonio cultural, dado que las instituciones ligadas a este ámbito se encuentran en un proceso de modernización y actualización de sus categorías, de tal modo de otorgar una protección efectiva al Patrimonio Cultural en Chile mediante su identificación, conservación, puesta en valor, gestión y promoción.
En este sentido, la educación del futuro valorará el desarrollo y la capacidad creativa e innovadora, que fomente el pensamiento complejo, crítico y reflexivo. Quienes se desarrollen profesionalmente en los ámbitos de la gestión, conservación, restauración y difusión del patrimonio cultural deberán generar un aprendizaje colaborativo con la sociedad, junto a un adecuado uso de la tecnología y las competencias para una educación de futuro.