Por: Rafael Videla Eissmann
Con la fuerza telúrica de los Andes y de aquella emanación única de luz desde el sagrado paisaje del Chili Mapu, recordamos hoy a Miguel Serrano (10 de Septiembre de 1917 – 28 de Febrero de 2009), magnífico escritor-pensador quien plasmó en sus acciones y libros la verdadera manifestación de nuestro ser colectivo: Una concepción trascendental del hombre y de la tierra, basada en una cosmovisión ancestral que le hizo plenamente consciente de la defensa del Chili Mapu y sus habitantes: Se trata del nacionalismo mítico y místico, auténtica expresión de la herencia araucano-gótica –de los verdaderos “hombres de la tierra”– y que hoy ha sido destruida por medio del globalismo, la psicotrónica, la promoción de las drogas, la corrupción y los anti-valores, astutamente implementados por el Gobierno Invisible que domina al país.
La obra de Miguel Serrano se puede dimensionar a la luz del filósofo Martin Heidegger (1889-1976) al definir que la patria es el origen del espíritu y el fundamento del origen (Erläuterungen zu Hölderlins Dichtung [“Aclaraciones a la poesía de Hölderlin”], 1943). Pues nos debemos sólo a Chile, a sus dioses, a la tierra sagrada de nuestros ancestros y su cosmovisión.
Las palabras de Miguel Serrano resuenan aún, portentosamente: “Y así nos será también dado volver en una nueva Edad Solar, en la Época de Oro, cuando la Tierra renazca en su mayor gloria, de nuevo habitada por los Dioses, que hoy se refugian en la Tierra Interior, la invisible, la Tierra Astral, que es donde en verdad se encuentran la Ciudad de los Césares, Trapananda, Agartha y Shamballa” (Miguel Serrano, La entrega de la Patagonia Mágica, 2003).