Por: Kathrine Liepins, Directora General de Vinculación con el Medio y Comunicaciones Universidad de Las Américas
El principal órgano de Naciones Unidas que aboga por la igualdad de género, hizo un llamado este fin de semana a una mayor presencia de mujeres en la toma de decisiones a nivel mundial, y aun cuando señalaron que las conclusiones podrían haber sido “más ambiciosas”, en Chile se registran algunos avances en el informe de Brechas de Género Educación Superior 2020, elaborado por SIES, donde se reportan avances en los últimos años en la participación de las mujeres en la matrícula de la educación superior.
Si bien los datos indican que hoy existe una participación mayoritaria de las mujeres en la matrícula de las universidades, no da lo mismo cómo esta se distribuye según las áreas del conocimiento. La centralidad de las ciencias y la tecnología en la cuarta revolución industrial que ya estamos observando, implica proyecciones de mayor demanda y mejores retornos para las profesiones de estas áreas. Las mujeres no pueden marginarse ni ser marginadas de estos cambios y sus beneficios. Por ejemplo, la brecha negativa para las mujeres en el área de Tecnología es desoladora con menos 65,7 puntos; además, el Observatorio de Género de la Educación Superior del Mineduc señala que la participación del género femenino en las áreas de Ingeniería, Industria y Construcción es de 28%, y en Ciencias de 32%.
Contar con participación activa y el liderazgo de mujeres en estas áreas y en carreras que habitualmente conducen a cargos de alta dirección es fundamental, no solo por un tema de justicia, sino también para la construcción de la visión hacia la cual se enfoca el país para su desarrollo. Así también, la presencia de mujeres en esas áreas del conocimiento y en espacios de toma de decisiones, son imprescindibles para concretar cambios culturales e institucionales.
En ese sentido, quizás la más profunda de todas las brechas es la invisibilidad o transparencia de barreras estructurales que enfrentan las mujeres desde la infancia, tanto al interior del espacio familiar como en los mensajes que vemos en los medios de comunicación, en las dinámicas que se generan en la educación escolar y en las expectativas que construyen las niñas en función de lo que ven en sus referentes femeninos. Muy interesante es en ese sentido, el Boletín N°49 de Comunidad Muer que alerta sobre la urgencia de, a propósito de la pandemia, implementar una estrategia de prevención de la deserción escolar con un enfoque de género, pues son las niñas quienes lo hacen en mayor número que sus pares hombres.
Los cambios sistémicos requieren de la voluntad y compromiso de todas las partes de una sociedad: del Estado, el mercado y de la sociedad civil. Y, por cierto, del mundo académico; tanto en su quehacer docente y de investigación, para generar conocimientos y formar profesionales capaces de mirar la realidad con un enfoque sistémico que incorpore una perspectiva de género, como con su rol social a través de la vinculación con su entorno relevante a nivel territorial.
En el mes que se conmemoró el Día de la Mujer, Universidad de Las Américas realizó una serie de actividades en las que se abordó la equidad de género, participación en el mundo laboral y en la educación superior, ya que nuestro propósito como universidad es trabajar de manera permanente, no solo un mes al año, en aportar a acortar las brechas que existen en estos ámbitos entre hombres y mujeres.