Por: Hugo Pérez White
Nosotros los chilenos, también tenemos nuestro propio dilema con la calidad de la educación, tema central que ha movido a miles de profesores a realizar marchas en diferentes ciudades del país con el objeto de que las demandas presentadas por los profesores en huelga sean atendidas en su totalidad por parte de las autoridades gubernamentales.-
Esta dicotomía que se produce entre los sectores en conflicto se ha dificultado por la imposibilidad de dialogar y porque la virulencia física y verbal se ha desatado en los enfrentamientos callejeros.-
Estas manifestaciones han logrado remover las conciencias de los ciudadanos y como profesor de aula em educación media me correspondió promover en mis clases la idea de fomentar el diálogo y la conversación entre alumnos y profesores para conversar en forma franca y directa sobre diversos temas y fue así como en una de las preguntas hechas a los chicos de diversos niveles sobre la importancia de las asignaturas como parte obligatoria del aprendizaje y sus proyecciones futuristas, la mayoría se inclinaba que muchos de los ramos debían eliminarse y finalmente como conclusión general era que no les gustaban las materias, ni la forma como los profesores la entregaban a sus alumnos y en las cuales ellos no tenían ninguna participación.
Si bien es cierto que el diálogo racional para discutir ideas está roto por ambas partes, no es menos cierto que el desorden y la violencia grupal y la represión lógica que estas manifestaciones provocan, está llevando a la sociedad a una convivencia deteriorada por la pérdida del principio de autoridad y la desconfianza en las instituciones del Estado que no son capaces de satisfacer las esperanzas y las inquietudes de gran parte de la ciudadanía que se siente atropellada en sus derechos constitucionales.-
La población chilena en todos los sectores poblacionales incluyendo los grupos sociales antagónicos desde el punto de vista económico están permeadas de alguna manera por la educación, ya sea porque alguna vez han sido alumnos hoy son alcaldes, concejales, diputados, senadores y jefes de servicios y otros pertenecen a organismos del estado que tienen relación directa con la educación por lo tanto tomar el problema como intransigencia de poderes no ayuda a solucionar los problemas y con estas actitudes de oídos sordos, no quieren someterse a la racionalidad, la que nos permite resolver ésta y otras diferencias humanas.-
Lo más preocupante en todo este embrollo dialéctico que se ha armado para buscar las soluciones adecuadas a las circunstancias que vive el país en el aspecto educacional es que todos los actores involucrados coinciden en los principios fundamentales del descontento, pero, al momento de dar a conocer sus propias conclusiones cada uno tiene un punto de vista diferente y además se suma la intransigencia producto de las presiones que se ejercen en todos los niveles de decisión y así no se puede llegar a ningún acuerdo razonable.-
Ante todo este panorama lleno de incertidumbres, la calidad de la educación sigue su proceso decadente y cada día vemos actos reñidos con la buena y sana convivencia estudiantil, en los cuales aparece disfrazados para no ser reconocidos posteriormente, se rocía con líquidos peligrosos la vestimenta de profesoras, se incendia la oficina de un rector de establecimientos de enseñanza media, se expulsan a determinados alumnos responsables de disturbios, se deterioran las escasas instalaciones que tienen los jóvenes para estudiar y así sucesivamente se va subiendo poco a poco
en la escalera de la intolerancia donde nada les gusta a estos alumnos que promueven los disturbios y en esta forma no hay solución alguna a los problemas que tienen todos los colegios del país.-