Por: Hugo Pérez White
Me siento amargado y molesto de la vida, porque durante 44 años de mi existencia, los dediqué a educar niños en diversas escuelas del país y siempre enarbolando mi bandera de lucha para mejorar día a día mi sistema de enseñanza dado de que cada alumno tiene sus propias capacidades, diversos hábitos y capacidades intelectuales. que lo diferencian de los demás y hoy ya no hay tapujos a ningún nivel de la sociedad en que se habla a viva voz de la mala calidad de la educación que han tenido a través de los años, los niños de Chile.-
Muchos de ellos fueron eficientes trabajadores y destacados profesionales.-
Estudiaron en escuelas públicas después llamadas municipales y siempre los profesores dábamos lo mejor de cada uno por hacer de sus alumnos los mejores entre sus iguales y llegaron a las universidades y con tenacidad y esfuerzo obtuvieron sus títulos superiores.
Como maestro propiamente tal, realicé varios cursos de formación profesional, como directores de Escuelas Básicas, Profesores Experimentales de Educación, becario de la OEA en un curso Internacional de Administración Pedagógica, y así sucesivamente fui agregando experiencias a mi currículum.-
En las reuniones de tipo evaluativo pedagógico nos reuníamos periódicamente a analizar que todo proceso educativo de cada curso en particular y de cada alumno que tuviese necesidad de un apoyo especial fuese atendido y así en todo el local escolar se respiraba aire de estudio y superación y por eso me extraña que los apoderados expresen opiniones tan negativas acerca de la calidad de la educación que siempre se entregó en las escuelas fiscales y municipales.-
Estoy orgulloso de haber estudiado en una Escuela Normal ya que la enseñanza que me dieron los destacados profesores de esa benemérita institución, me permitió seguir hurgando en la búsqueda del conocimiento y la verdad en el individuo.-
Muchos profesores veíamos en las universidades un paso lógico por recorrer, pero, en ese afán de aspirar a otro estrato en la sociedad, nos quedamos anclados en nuestras escuelas haciendo clases a los niños que los apoderados nos entregaban para su educación y no podíamos defraudarlos.-
Muchos parlamentarios, jefes de servicios públicos y destacados profesionales han sido y actualmente son eficientes funcionarios y cuando se les entrevista en alguna circunstancia especial recuerdan como una anécdota simpática, que alguna vez ellos también fueron a la escuela de su infancia “a pata pelá” justificando en esta forma su situación de pobreza vivida y el esfuerzo que hicieron para superarse en la vida.-
Por esto y muchas cosas más no estoy de acuerdo con las opiniones que se lanzan sin piedad contra la educación chilena, en circunstancia que los profesores hemos dado todo nuestro esfuerzo y nuestra capacidad pedagógica en beneficio de los niños de Chile.-