Por: Hugo Pérez White
La Escuela Normal de Valdivia, que fue formadora de maestros para las provincias del sur, me entregó una de las más profundas enseñanzas al darme la posibilidad de introducirme en el mundo mágico de la música a través del violín que diariamente tocaba para lograr sacar en cada arcada los sonidos que ennoblecían el alma.-
Cada vez me exigía más hasta que llegó el día en que el profesor de Música que a la vez era mi tutor instrumental, me integró a la orquesta de cámara de la escuela que ya estaba funcionando como tal y de la cual él era su director.-Se estaba cumpliendo así, una de mis aspiraciones al integrar el selecto grupo seleccionado de alumnos y tener un lugar en el grupo de violines segundos.-
Sin descuidar mis estudios ocupaba mis tiempos libres en tocar diversas melodías y practicar las diversas posiciones que el instrumento exigía y así poder obtener sonidos más eficientes y agradables al oído, mientras el mayor número de los internos salían a realizar otras actividades a la ciudad y reemplazar en esta forma los días de salida que un internado ofrecía a sus alumnos.-
Ya egresado de profesor primario y con mi violín bajo el brazo salí dispuesto a llenar de melodías el aire y hacer de este mundo agitado y convulsionado, en algo más maravilloso que trabajar y vivir.-
Así llegué a Puerto Montt y me integré a la orquesta de cámara que se estaba formando en la “sociedad amigos del arte” y en ella plasmé mis cinco años de estudio de violín que había hecho con éxito en Valdivia.
En esa época ya se notaba un movimiento en algunos sectores de la sociedad por hacer de la música un elemento que llenara sus vidas y que se notaba que hacía falta en las comunidades.-
Luego el violín me llevó a Santiago con una beca del Ministerio de Educación para formar la primera generación de profesores de Educación Musical para las escuelas primarias y escuelas normales del país.-
En ese intertanto formé parte de la orquesta de cámara de la escuela normal superior “José Abelardo Núñez” de Santiago participando en varios conciertos.-
Una vez egresado del curso de formación me matriculé en la Facultad de Arte Musicales de la Universidad de Chile y cursé dos años intensos de violín que fueron de gran provecho para mi formación académica y que me sirvieron para dirigir numerosos coros de alumnos, conjuntos corales de profesores, dueñas de casa, trabajadores y profesionales que de alguna manera querían expresar sus sentimientos en una comunidad artística.-
La lista de coros formados y dirigidos a lo largo de todo el país es muy larga y por eso no los nombro, pero, cada integrante de ayer sabe hoy, que los recuerdo a todos porque juntos logramos que alguna vez todo Chile cantara.-
Y mi violín siguió acompañando mis frustradas ilusiones hasta que llegó el día en que el paso del tiempo hizo lo suyo y aunque ahora se ha callado para siempre, aún suenan en mi mente los sonidos del violín y me hacen vibrar el corazón esperando que cuando me haya ido de este mundo mágico en que viví ilusionado por las melodías que de él brotaban, siga tocando aunque sea en otras manos sus románticas melodías que alguna vez formaron parte de este largo peregrinar por la senda del amor y la esperanza.-
Adiós querido violín y sigue tu ruta de ensueños y esperanzas y si un día te quise conquistar, no pude lograr mi objetivo porque el tiempo musical había terminado para este inquieto soñador.-