Por: Moris Beracha
Solidaridad y apoyo es lo que se requiere sobre todo en estos momentos tan aciagos por los cuales transita la economía mundial como consecuencia de la pandemia, la cual se ha ensañado particularmente contra los países más pobres. Y fueron precisamente estas economías las que acaban de recibir una buena noticia por parte de los que integran el G20.
Durante su último encuentro, los titulares de las carteras de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales de este foro internacional -que agrupa a las 20 naciones que controlan el 85% de la economía mundial- acordaron prorrogar, por seis meses y última vez, hasta diciembre, la moratoria de pagos de la deuda bilateral para países más vulnerables.
De igual manera, se decidió incrementar los recursos del Fondo Monetario Internacional en 650 millones de dólares para que estos países también reciban apoyo que les permitan afrontar los daños en las áreas económica y social derivadas de la crisis sanitaria.
Asimismo, coincidieron en la necesidad de mantener los planes de estímulos que hagan posible adentrarse en un proceso de recuperación post pandémico, insistiendo en la no conveniencia de retirar los subsidios. Al respecto también se planteó la posibilidad de imponer un impuesto de sociedades global, que permita una mayor fluidez de recursos para seguir apoyando a los más necesitados.
La suspensión del servicio de la deuda hará posible que esos recursos sean orientados hacia el diseño y ejecución de más planes de estímulo para la población más afectada. Los países que resulten beneficiados podrán emplear mayores recursos para hacer frente a los desafíos que impone la crisis. Incluso, podrían llegar a optar a un mayor tramo crediticio respaldado por el FMI.
Por otra parte, los integrantes del G20 hicieron un llamado de atención al sector privado y al FMI para que se sumen a esa cruzada. En lo que corresponde al multilateral, le recordaron la urgente necesidad de poner mayor énfasis e intensidad en el apoyo que brindan a las naciones más frágiles. Con base en lo anterior, recomendaron «presentar una propuesta integral para una nueva asignación general de derechos especiales de giro (DEG) por valor de 650.000 millones de dólares», lo que se trasladaría al mejoramiento de la liquidez mundial y ayudaría a la recuperación global.
Sin duda alguna es en esta etapa donde se ha puesto de manifiesto el compromiso de los países con mayor poderío económico para ayudar a los más débiles a salir adelante y a tratar de recuperarse de los incalculables daños que, sumados a los ya estructurales, ha dejado el COVID-19 desde su irrupción en el mundo.