Por: Rafael Videla Eissmann.
De manera certera, Miguel Serrano se anticipó a ‘nuestra’ realidad, advirtiendo el destino aciago que hoy vivimos. En este sentido, sus libros El ciclo racial chileno (1982), El Plan Andinia (1987), El Nuevo Orden Transnacional y la Patagonia (1991), Defendamos nuestra Patagonia (1992), Conspiración Mundialista y traición a Chile (1994), Conspiración Mundialista II, Laguna del Desierto y NAFTA (1994), Epistolario para impedir el fin de Chile (1995), Se acabó Chile (2001) y La Entrega de la Patagonia Mágica (2003), abordan campos fundamentales como la desintegración étnica de la nación chilena –la raza chilena del doctor Nicolás Palacios–, la creación de un “nuevo país” en el sur de Chile –el separatismo narco-indigenista de la así llamada “Macro Zona Sur”–, la imposición de los dictámenes de la sinarquía mundial en el país –el globalismo, el “multiculturalismo”, la “realidad virtual”, el abanico de la ‘ideología’ de género y el recambio poblacional– y la pusilánime respuesta por parte de las autoridades políticas de turno, de las Fuerzas Armadas y del ‘pueblo’-populacho en general, en el marco de una decadente sociedad corrompida y materialista y por cierto, la devastación total de la Naturaleza –la destrucción de los bosques y de los glaciares, la contaminación del aire y de las aguas, las “zonas de sacrificio”…–.
El “Nuevo Chile” y los “nuevos chilenos” propiciados por la gran alianza de Izquierda y Derecha –del marxismo y del capitalismo– son el presente y el futuro de nuestro país: Chile es “Nueva Perú”, “Nueva Venezuela”, “Nueva Colombia”, “Nueva Haití” y todo aquello que sus vástagos subsaharianos puedan evocar en nosotros: Delincuencia, narcotráfico, prostitución, secuestros, asesinatos y corrupción.
El “Nuevo Chile” destruyó irreversiblemente nuestro Chile.