- “Las Juntas de Vigilancia y usuarios debemos buscar la forma de operar en situaciones de escasez, donde se considere la totalidad de la cuenca y cada una de sus partes y fuentes, con una visión integral de ésta, para que las medidas sean proporcionales, asegurando la seguridad hídrica y la sustentabilidad en toda su extensión”, señaló Javier Crasemann, presidente de la primera sección del río Aconcagua.
14 de septiembre. Tras un año de estar intervenida la Cuenca del Aconcagua, bajo decreto de escasez, este 09 de septiembre culminó su vigencia. Y, ante la falta de condiciones en precipitaciones y caudales a lo largo de la región de Valparaíso, recientemente, se determinó que no era justificable su renovación.
En consecuencia, quedó sin efecto la resolución DGA N°206 del 31 de enero de 2023 que suspendía el seccionamiento y las atribuciones de la Junta de Vigilancia y las resoluciones, oficios y otros, amparados en dicha resolución, que ordenaban las medidas de redistribución. Esto significa que las Juntas de Vigilancias distribuirán normalmente las aguas conforme a sus fuentes y derechos de aprovechamiento de sus miembros.
“Esperamos que ahora, entre todos, avancemos en las soluciones que requiere la cuenca en su conjunto y en todas sus partes, donde se necesita de una visión integral y completa. Debemos avanzar en medidas eficientes que vayan de cordillera a mar y de mar a cordillera, contemplando a todas las fuentes de agua, velando por un equilibrio ecosistémico completo”, enfatizó Javier Crasemann, presidente de la primera sección del río Aconcagua.
Estos últimos cuatro meses de intervención fueron para cumplir con la meta del llenado del Embalse Los Aromos, lo que se logró, garantizando el suministro de agua para el consumo humano en el Gran Valparaíso. Esta meta, recién celebrada, fue posible gracias al sacrificio de miles de familias campesinas del Valle de Aconcagua, del mundo rural de la región, que contribuyeron para tal propósito. “Por compromisos con la Comisión Nacional de Riego, nos ausentamos del hito del llenado de Los Aromos. Pero, como primera sección hemos aportado siempre por dicha meta, velando por el agua de bebida para las personas, y a su vez, empujando por las soluciones para cuidar de este vital recurso, que es cada vez más escaso. Para ello, hemos impulsado diversas soluciones como obras para reservar, almacenar, mejorar conducción, evitar pérdidas y otras, para generar nuevas y necesarias fuentes de agua, porque debemos pensar en hoy, pero también en el mañana de toda la cuenca en su conjunto”, informó Rodrigo Riveros, gerente de la Primera Sección del río Aconcagua.
Además de este tiempo de llenado del Embalse Los Aromos, hubo 8 meses más de intervención en la cuenca del Aconcagua para redistribuir las aguas para la temporada de riego. Durante ese periodo se cometieron errores y omisiones graves por parte de la DGA: “No se restringieron a las aguas subterráneas; no se consideraron todos los afluentes de la cuenca y se incluyeron derechos de dudosa procedencia reconocidos hace apenas 5 años en plena sequía, lo que perjudicó, principalmente, a los usuarios de aguas superficiales que son pequeños agricultores y se benefició a otros que no sufrieron ninguna restricción” señalan los afectados.
“Las Juntas de Vigilancia y usuarios debemos buscar la forma de operar en situaciones de escasez, donde se considere la totalidad de la cuenca y cada una de sus partes y fuentes, con una visión integral de ésta, para que las medidas sean proporcionales, asegurando la seguridad hídrica y la sustentabilidad en toda su extensión”, reiteró Javier Crasemann, presidente de la primera sección del río Aconcagua.
La cuenca del Aconcagua tiene diversas fuentes de agua -cada sección se formó a partir de sus propios afluentes- todas ellas deberían ser parte del balance hídrico a la hora de determinar medidas de redistribución, para que ésta sea proporcional, equilibrada y con una mirada integral.