La clave es que las ciudades se transformen y sean capaces de reducir el riesgo de los fenómenos naturales extremos, para que no se conviertan en desastres socio-naturales.
Estudio realizado por equipo especializado de las Universidades del Consejo de Rectores de Valparaíso (CRUV), que se presentará en la Cop25, advierte vulnerabilidad de comunas del Gran Valparaíso ante fenómenos de cambio climático y plantea 25 medidas de adaptación territorial.
“Resiliencia climática para el área metropolitana de Valparaíso” es la propuesta que realizaron investigadores de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, de Playa Ancha, de Valparaíso y Federico Santa María con financiamiento del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y el apoyo del Ministerio de Medio Ambiente.
Desde junio de 2018 analizaron la vulnerabilidad de las comunas de Valparaíso, Viña del Mar, Quilpué, Villa Alemana y Concón ante los efectos del cambio climático, e identificaron y delinearon medidas de adaptación tendientes a la generación de resiliencia territorial. Es decir, cómo vamos a resistir los desastres naturales, cómo nos recuperaremos y cómo tendrán que transformarse las ciudades para reducir los riesgos ante el aumento de eventos extremos proyectados por el cambio climático.
El investigador de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas de la Universidad de Playa Ancha y uno de los directores del programa, Antonio Ugalde, sostiene que identificaron seis amenazas a las que están expuestas estas ciudades, de acuerdo a lo que históricamente se ha presentado.
“Marejadas, inundaciones, remociones en masa, sequías, olas de calor e incendios forestales. Algunas se potencian entre sí. Históricamente se han presentado cinco amenazas, excluyendo las olas de calor que tienen presencia débil. Y luego tuvimos que determinar cómo el clima va a cambiar y a incidir en un aumento de estos eventos extremos. Además, ratificamos que van a aumentar los eventos cortos de precipitaciones. Nos vamos a secar la mayor parte del tiempo y de repente nos vamos a inundar, acompañados por incendios, olas de calor y marejadas, que ya lo estamos viviendo”, explica el investigador.
Valparaíso y Viña del Mar son las comunas más vulnerables y en riesgo, según el estudio realizado, aunque el director Ugalde aclara que es un error hacer un ranking de las ciudades más expuestas, puesto que todas actúan interconectadamente. Lo que pasa en una influye en la otra.
“En caso de ocurrir una inundación del estero Viña del Mar a partir de lluvias más cortas, pero de alta intensidad, se verá afectada infraestructura crítica del área metropolitana de Valparaíso como hospitales, centros comerciales e infraestructura de transporte como el metro de Valparaíso, porque están construidas bajo el área de inundación. Eso va a afectar no solo a Viña del Mar, va a afectar a Quilpué a Villa Alemana, Limache, La Calera, va a afectar a la región completa. Van a haber menos precipitaciones, pero van a haber tormentas más cortas e intensas que harán desbordar los cauces pequeños de la zona, para lo cual no estamos preparados”, adelanta Ugalde.
Transformación
Desarrollo y fortalecimiento de capacidades; fomento de la educación, cultura de prevención, gestión de riesgos y resiliencia; planificación urbana y gestión ambiental; gobernanza y financiamiento, fueron los cinco ejes sobre los cuales los académicos del CRUV plantearon 25 propuestas tendientes a desarrollar ciudades resilientes, capaces de transformarse para reducir su vulnerabilidad ante los fenómenos extremos.
“Nosotros hicimos 25 propuestas o medidas de adaptación, desde aquellas ligadas a la infraestructura como construir un sistema regulador de crecidas en el estero Viña del Mar, que evite las inundaciones que se proyectan, pero no solo como una obra que capte agua, sino como una obra sinérgica ya que podrá generar agua para apagar los incendios, mitigar olas de calor, implementar huertos urbanos, pensando en que la disminución de precipitaciones afectará también la seguridad alimentaria. Pasando por otras medidas como una estrategia de adaptación para la cuenca del río Aconcagua, cambios en instrumentos de ordenamiento territorial, institucionalidad y la gobernanza, entre otras medidas”, precisa el investigador UPLA.
El pueblo chileno es muy resistente, pero ha dejado de lado la transformación, dice Ugalde, por lo mismo las propuestas trabajadas por las universidades del CRUV las expondrán en los concejos municipales, para apoyarlos en el camino de la resiliencia climática y en la postulación a fuentes multilaterales o bilaterales de financiamiento.