Cada vez son más los casos de niños infectados por VIH en nuestro país. La forma de contagio, el enfoque de tratamiento y las medidas que se deben tomar, difieren de la situación que ocurre con los adultos. La pediatra infectóloga de la Sociedad Chilena de Pediatría, Dra. Cecilia Piñera, explica la importancia de la prevención y de qué manera se actúa cuando la patología afecta a los menores de edad.
En Chile ha habido un explosivo aumento de los casos de VIH en los últimos años. De hecho, según las últimas cifras de ONUSIDA, entre 2010 y 2016 los nuevos contagiados crecieron en un 34%; constituyendo así la cifra más alta entre los países Latinoamericanos. Esto no sólo ocurre en la población adulta, sino que también los porcentajes han aumentado en los niños.
En este sentido, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida estima que cada día 700 niños menores de 13 años están infectándose a nivel global. Por lo mismo es que se considera fundamental evaluar qué está sucediendo con los más pequeños de Chile.
La principal forma de contagio de los niños es a través de la transmisión vertical (TV), es decir de una madre infectada con VIH a su hijo, ya sea a través de sangre, fluídos o leche materna.
La Dra. Cecilia Piñera, pediatra infectóloga de la Sociedad Chilena de Pediatría (Sochipe), indica que existen tres momentos específicos donde la transmisión vertical puede ocurrir; durante el embarazo, durante el parto y en el periodo de lactancia. En el período periparto es donde se concentra el mayor riesgo de transmisión del virus.
La importancia de la prevención
Existen muchos casos donde las mujeres desconocen que son VIH positivo, por lo que es de suma importancia realizar el test de Elisa u otros exámenes que permitan detectar la presencia de éste durante el embarazo. En relación a lo anterior, la doctora Piñera señala que “al existir un diagnóstico en la madre, se puede aplicar un protocolo de prevención para evitar la trasmisión vertical, que se llama “Protocolo 076”, el cual es tremendamente exitoso en disminuir el riesgo de un 45% a menos de un 2%”.
Así, el primer paso para una mujer embarazada VIH positivo conocida, es comenzar un tratamiento antirretroviral para disminuir la carga viral al mínimo. Luego, durante el parto ―que es donde existe un mayor riesgo de contagio― se administra AZT endovenoso, se programa una cesárea y, posteriormente, se suprime la lactancia materna para el niño.
VIH en niños vs. VIH en adultos
No existe una diferencia entre el virus que afecta a un niño o un adulto; sin embargo, sí difieren en otros aspectos. Tal como indica la pediatra infectóloga, lo primero tiene que ver con la forma de contagio, ya que ―en general― más del 95% de ellos lo hace por transmisión vertical, mientras que los adultos suelen estar relacionados a las conductas sexuales. En Chile son pocos los casos por usuarios de drogas intravenosas y ya no hay casos por transfusiones de sangre.
Por otro lado, en cuanto a las expectativas de vida, “un niño portador de VIH tiene toda la vida por delante, va a vivir muchísimos más años infectado que un adulto, ya que nace con ello”, señala la especialista. Además, en los menores, cuando ya se presenta la enfermedad ―SIDA― suelen verse afectados por infecciones bacterianas recurrentes, mientras que para los adultos se trata de agentes oportunistas. Y en ocasiones son niños cuidados por familias adoptivas, ya que sus padres fallecieron por SIDA.Por último, la experta señala que el enfoque de tratamiento también es diferente. El niño va a tomar el medicamento por 60 o 70 años más, por lo que es importante trabajar el tema de la adherencia a la terapia, ya que muchas veces ésta se asocia a que las cepas se vuelven resistentes a los medicamentos disponibles. Es por esto que la doctora Cecilia Piñera, pediatra infectóloga de la Sociedad Chilena de Pediatría, enfatiza en la importancia del trabajo en conjunto con las familias o cuidadores, de modo que se le pueda dar un tratamiento más integral al menor.