Flexibilidad versus corresponsabilidad

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Por: Kathrine Liepins Elizalde, Directora General de Vinculación con el Medio y Comunicaciones Universidad de Las Américas.

Como institución de Educación Superior, Universidad de Las Américas trabaja para aportar al cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, donde la Equidad de Género es uno de ellos. UDLA está entre las primeras universidades en tener dos rectoras mujeres consecutivas, en un sistema de educación donde predominan los hombres en estos cargos.

Para que las mujeres puedan ascender en sus carreras, las labores domésticas y de cuidados que realizan tradicionalmente deben ser compartidas con la pareja, con el fin de potenciar nuestra integración al trabajo y contribuir a un cambio cultural que fomente la corresponsabilidad tanto en el ámbito de lo público como de la vida familiar.  Esto no es viable si los beneficios que dan las empresas y organizaciones sólo apuntan a las mujeres, ya que la flexibilidad laboral para ellas solo busca que puedan seguir haciendo las labores del hogar además de sus obligaciones profesionales. Esto provoca estrés y desencanto de profesionales que se ven doblemente exigidas.

Por esta razón es fundamental que los beneficios para atender necesidades familiares no estén enfocados sólo en mujeres sino también en hombres, ya que es importante que ellos también puedan pedir permiso para llevar a los hijos al médico o ir a las ceremonias escolares, por ejemplo.  Ello no sólo significaría que las mujeres deban pedir menos permisos para este tipo de situaciones en sus trabajos, sino que además niños y niñas aprenderán por su propia experiencia que ambos padres son corresponsables de su educación y cuidado.

En nuestra universidad, más de la mitad del estudiantado son mujeres, quienes no solo superan en número a sus compañeros masculinos sino que también muestran un mejor desempeño académico y mayores tasas de titulación. Este éxito académico resalta la capacidad y el potencial de las mujeres para contribuir significativamente al ámbito laboral y al desarrollo socioeconómico global. Sin embargo, para que este potencial se traduzca en igualdad de oportunidades profesionales, es fundamental adoptar políticas de corresponsabilidad que permitan a ambos géneros equilibrar sus compromisos laborales y familiares sin prejuicio ni desventaja.

El Banco Mundial ha informado que, si se cerrara la brecha que hay en la incorporación de la mujer al trabajo, el PIB mundial crecería 20%. ¿Qué estamos esperando?

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